viernes, 18 de enero de 2019

LA FE VERSUS EL EGOÍSMO Y LA MALDAD


En diversas oportunidades hemos presenciado en nuestras vidas, en las de nuestros seres queridos y las de muchas personas que por algún motivo sabemos de su existencia como las diversas formas de maldad que existen en este mundo ocasionan desgracias, infortunios y en menor grado tropiezos dando como consecuencia el desgaste espiritual acompañado de dolor, frustración, desesperación y sufrimiento que en algún momento hemos tenido que llevar como una carga indeseable en el transcurrir de nuestras vidas.
Esta frustración, desesperanza que nos embarga muchas veces en el momento de prueba sobrepasa en muchas oportunidades nuestras capacidades, tanto físicas, intelectuales e inclusive psicológicas; esto debido a la inutilidad de las herramientas de los tipos antes mencionados que poseemos en el momento para combatir dicha adversidad. En el llano venezolano hay un dicho que reza “el llanero es del tamaño del problema que se le presente”, refrán éste muy motivador pero completamente falso, ya que, seas quien seas, seas de donde seas y tengas lo que tengas hay situaciones tan complejas que sencillamente se escapan de tu capacidad de resolución.
Dicho esto volvemos al estado de derrota y desesperanza que, en muchas oportunidades nos dejan las adversidades que se presentan en nuestra vida; y lo primero que debo identificar en un problema (aparte del problema en sí claro está) es la o las causas del mismo, y como ramificar e individualizar las causas en sí de los problemas es una auténtica locura voy a atreverme a identificar la raíz de la cual provienen los contratiempos y desgracias en general que pueda usted imaginar querido lector, esta no es otra que EL ESPARCIMIENTO DE LA MALDAD.
Ahora bien, usted alegará (y con razón) que el concepto de maldad es muy amplio para poder estudiarlo de forma centrada y seria a fin de buscar una solución, algo que en la actualidad se ve utópico, de hecho pretender deshacerse del mal en cualquier sociedad es imposible y la pretensión de ello es una mentira, es decir, maldad en sí misma. Pero para llegar a una fuente que pueda efectivamente comprender voy a cambiar la palabra maldad por una mucho más específica y que podremos en general entender mejor, esta palabra en la cual se encierra la maldad en general no es otra que EGOÍSMO.
De primera impresión parece una locura que defina en una palabra la maldad como egoísmo; pero antes de desechar esta idea querido lector, deseo primeramente que piense en cualquier delito, falta, mala obra o pensamiento en general y busque de forma analítica la raíz de dicho comportamiento y podrá ver que todos estos actos, omisiones y pensamientos están precedidos por un deseo egoísta.
Me gustaría en este momento irme a la Biblia y reflexionar cual es el primer pecado que puede reflejarse allí en tiempo cronológico; y la respuesta más obvia va a ser la rebeldía de un hermoso y perfecto ángel llamado entonces Lucifer, quién aspiró a ser Dios y tener su propio reino. Ahora bien, ¿Qué motivó esa conducta, esa decisión, la cual ha causado un indecible sufrimiento hasta nuestros días? Si reflexionamos podremos ver que la causa de esa conducta fue el egoísmo que había en su corazón; es decir, lucifer se puso de primero en el orden de su existencia antes de poner a Dios sobre todo, inclusive él.
Así mismo podría citar ejemplos bíblicos y de actualidad sin parar, pero todos motivados por un deseo egoísta del perpetrador. Hay cosas que son egoístas de por sí sin necesidad de aplicar en aparente modo el mal, como la supervivencia por ejemplo, pero dicha necesidad puede desencadenar maldad y en consecuencia sufrimiento.
Lo que deseo aclarar con todo lo antes escrito es que el egoísmo es parte de nuestro ser y con el debemos saber vivir; no obstante no podemos excluirlo como causa principal de la maldad y el esparcimiento de ésta por el mundo que conocemos.
Ahora bien, el panorama que planteé con antelación es efectivamente desesperanzador; pero detengámonos un momento; si bien el mal es parte de nuestras vidas Dios nos ha dado de su gracia y poder para combatir el mal que está entronado en este mundo.
Dios contrapuso el egoísmo y la maldad con AMOR, FE ESPERANZA y demás frutos espirituales; todos ellos resumidos de forma excelente y perfecta en la obra salvadora de Nuestro Señor JESUCRISTO, quien mostro AMOR al sacrificarse por nosotros, anteponiendo nuestra necesidad de ser salvados a su integridad física y espiritual; mostro FE al llevar a cabo su obra en un mundo que no le conoció, pero enseñó a sus discípulos a esperar en Dios aunque no pudiesen ver el resultado  en el momento, como muchos de ellos esperaban y; mostro ESPERANZA como fruto del espíritu que nos ayuda a llevar situaciones de desgracia como las que tuvo que pasar esperando así algo mejor de lo que vivía en el momento.
Estos frutos del espíritu van más allá de situaciones y tiempos; eso está fielmente demostrado en el testimonio de todas aquellas personas, antes y después de Cristo que esperaron en Dios y no han sido defraudadas bien a pesar de no obtener los frutos de su fe en el momento que ellos en alguna oportunidad aspiraron.
Ahora bien, ¿QUE TIENE QUE VER LA FÉ VERDADERA EN CONTRAPOSICIÓN AL EGOÍSMO? La respuesta es aparentemente sencilla pero encierra una gran complejidad en su ejecución, así de complejo como el ser humano. La respuesta radica en que la fe verdadera debe ir acompañada por un amor muy grande a Dios y a tu prójimo para poder soportar los embates de egoísmo y consecuente maldad que tendremos que soportar en este mundo.
A veces deseamos brillar, tener bienestar general, posesiones, salud y una bonita familia; y todo esto es muy bueno en apariencia pero el egoísmo más intenso se esconde en esas “buenas” intenciones, y tener una fe verdadera ayuda a repeler ese egoísmo escondido y también el manifiesto que se encuentra en el mundo y en nuestros mismos corazones, porque a fin de cuentas, más o menos espiritual, o carnal; igualmente todos somos seres humanos siempre tendientes a errar.
El Apostal Pablo en la Carta a los Efesios, capítulo 6, compara la fe con un escudo; dicha cita bíblica reza así: “y calzados LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ; en todo, tomando el ESCUDO DE LA FE con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno”
Fijémonos en que el escudo de la fe es usado para apagar “dardos encendidos del maligno”. Estos dardos en resumidas cuentas son los embates de egoísmo traducidos en maldad tan vistos y vividos a diario por todos nosotros en mayor o menor medida.
Para finalizar, los exhorto queridos lectores a conocer a Dios, a pedirle que nos aumente la fe para que podamos ver que SU PALABRA está más vigente que nunca y así podamos caminar en una dirección distinta a la destructiva impuesta por este mundo lleno de egoísmo y maldad. Les deseo sinceramente bendiciones a todos.

lunes, 7 de enero de 2019

¡CÓMO CUESTA CREER EN ALGO QUE NO HEMOS VISTO!

Buenos días amigos. Gracias de antemano por tomarse el tiempo de leer esta y demás publicaciones que tendré el placer de compartir con ustedes en próximas fechas. Como sugiere el titulo de esta publicación, en este mundo nos ha enseñado en forma general a creer en lo que percibimos a través de los sentidos. A pesar de que existen muchísimas religiones en el mundo, la inmensa mayoría no nos hace sentir alineados con lo que no podemos ver, más si con lo que sentimos, presenciamos y vivimos.

Parece increíble que los entes creados para guiar nuestra espiritualidad, que nos enseñan supuestamente a creer en lo invisible, no hayan impactado a un mundo que cada vez es mas pragmático e incrédulo. Debo hacer la salvedad que no es culpa completamente de ellos (los diferentes guías o líderes de las diversas religiones existentes), porque nadie puede dar algo que no tiene, como es la fe.

La verdadera fe no se basa en demostraciones sobrenaturales y en hechos inexplicables por la ciencia. el verdadero significado de la fe lo encontramos resumido y explicado de forma perfecta en un versículo de la Biblia que se encuentra en la carta dirigida a los Hebreos, capítulo 11, versículo 1, el cual reza "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".

¿Como se puede resumir este concepto en la palabras llanas? Pues que LA FE NO ES VER PARA CREER, ES MÁS BIEN CREER PARA VER. Y es así, en diversas oportunidades hemos escuchado decir que para obtener un resultado deseado en nuestras vidas debemos dar "un salto de fe" para obtener lago que deseamos, y dar un salto de fe consiste en que debemos desprendernos de lo que vemos y arriesgarnos a tomar un camino el cual no podemos visualizar el final en el momento en que lo tomamos, más si creemos en que existe un final deseado en el momento en que podamos llegar a él.

Es importante ver de igual forma que la fe no es sólo creer, representa también un camino que debemos recorrer; y allí podemos encontrar la dificultad de la fe, en el camino.

El camino de la fe puede ser debilitante, es una carrera agotadora, especialmente porque no puedes ver el premio con tus sentidos corporales, más bien continuas en esa carrera, en ese camino anhelando en tu corazón el galardón que está por venir.

En la fe el camino puede ser más corto o largo, inclusive, llegamos al final de esta vida y no recibimos todavía el premio, pero ¿Cómo se me puede demandar tener fe en algo o alguien que me asegura un galardón que no puedo ver, y que inclusive desconozco si recibiré en esta vida? he allí la contraposición de la verdadera fe con lo que percibimos en nuestra humanidad.

El ejemplo perfecto lo puedo citar en la misma Carta a los Hebreos en si capitulo 11, fijémonos bien; en los versículos 4 al 40, en los mismos la Escritura da diversos testimonios de fe, algunos con resultados visibles como tener descendencia en una edad avanzada, ser salvado con su familia mientras el mundo entero perecía ahogado, ser llevado a los cielos sin experimentar la muerte, conquistar reinos, tapar bocas de leones, entre otros. Pero también llama la atención que muchos de los que creyeron no recibieron más en esta vida que maltratos, vituperios, escarnio y muerte.

Ahora bien, ¿Qué tenían en común estos "vencedores" y "mártires" de la fe? La misma Carta lo expone; todos ellos esperaban en alguien invisible que les daría una recompensa que, a pesar de sus logros y sufrimientos terrenales, no era de este mundo por ende no la verían en vida, y ese alguien es DIOS y su promesa radica en estar con Él en su REINO, en el cual no hay ningún tipo de maldad; y esa promesa de fe sigue vigente hasta el día de hoy.

Muchos de los escépticos alegarán que la fe que les quiero compartir está basada en una serie de cartas antiguas escritas hace muchos siglos por gente crédula e ignorante de los conocimientos científicos y de la naturaleza de las cosas que poseemos hoy en día como sociedad. No obstante, a pesar de los grandes avances en las diversas ciencias humanas, el ser humano en su esencia es tal cual fue en anteriores épocas, y las cosas que pasaron en estas siguen aconteciendo de la misma forma, bajo conceptos y creencias diferentes, pero la misma forma; es como si los ingredientes de una receta son mejorados o evolucionan con el tiempo, pero en sí sigue siendo la misma receta. 

Me atrevo a sostener lo que acabo de afirmar, primeramente citando palabras del Libro de La Sabiduría (Eclesiastes), escrito por el Rey Salomón, en el cual cita lo siguiente "Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó"; y en segundo lugar los exhorto queridos lectores a analizar el contexto realista de esta sociedad y compararlo con lo de las sociedades extintas (egipcia, babilónica, griega, romana, medieval, entre otras) y podrán ver, más allá de sorprendentes similitudes, que las diversas sociedades son diseñadas bajo el mismo molde.

Para finalizar con lo antes expuesto, la fe no es una cuestión de lógica natural; sin embargo, después de poner la fe en la persona indicada, por supuesto hablo del Dios verdadero, el de la Biblia, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, se nos revelará que mediante el conocimiento de la Sabiduría de Dios y con su ayuda claro está, tendremos muy claro que los hechos comprobados científicamente pueden ser demostrados mediante la debida lectura e interpretación de la Escritura.

Cuando hablo de hechos comprobados no me refiero a las teorías aceptadas mayormente por la comunidad científica, como la teoría de la evolución por ejemplo, ya que, las teorías se definen como hipótesis científicas que no han podido ser comprobadas plenamente como los hechos científicos comprobados, por ejemplo puedo citar la gravedad, la redondez de la tierra, la composición de nuestro organismo, entre otras.

Con la apertura de este blog, en el cual podemos compartir opiniones e inquietudes con el respeto que todos nos merecemos, deseo explorar junto a ustedes queridos lectores los hechos científicos que respalda la Escritura, entre otros temas de este tenor, para que al final nuestra fe sea fortalecida y podamos afirmar sin duda que Dios y su Palabra son Fieles y no tienen caducidad. Bendiciones para todos.

Posdata: perdonen que me haya extendido tanto, trataré de no hacerlo la próxima vez. jejejeje